Antón guardaba aquel adoquín dentro de una cajita en el armario, detrás de esas mantas que la Feli reserva para unos huéspedes que nunca vienen. Él tenía diecinueve años cuando Pilar le regaló ese adoquín un doce de octubre que olía a melocotón. La Feli nunca supo nada. Hoy, otro doce de octubre que huele a pegamento para dentadura, decide deshacerse del recuerdo. Tantea tras las mantas y encuentra una caja desconocida al lado de la suya. La abre y encuentra la fotografía de un muchacho con bigotito y un adoquín. Durante la cena mira a la Feli y suspira.

Autor: Joaquín Bernal Domínguez