Título: Y sepa vuestra merced

No entendía nada y además el castigo sería mayor porque su señor jamás creería lo que estaba viendo.

Ni más allá de los infiernos podría imaginarse a caballeros tan coloridos, ni a caballos que en lugar de relinchar, emitían sonidos más parecidos al del cerdo momentos antes de su glorioso sacrificio.

La culpa la tenía el calor, y el abuso del vino dulce la noche anterior. Porque aquello no era la prometida ínsula de Baratalia, sino el primero de los torneos entre caballeros sin lanza, que disfrutarían los hombres en las futuras tierras llamadas de Motorland.

Autor: Richi Lamúa